LILITH » LA LUJURIA»

 Lilith, la Demonia de la Lujuria

 La Lujuria se encarna en Lilith: magnética, ardiente, con mirada que seduce y envuelve. Su danza promete placer infinito, pero en exceso esclaviza. Bajo su hechizo, el deseo se vuelve impulso ciego y la persona pierde claridad, buscando llenar vacíos con piel y fuego.

Los efectos:

Los excesos de Lilith agotan el cuerpo, rompen vínculos auténticos y nublan la voluntad. Aparece la obsesión, la culpa y la desconexión emocional.

El antídoto:

El antídoto está en la integración del deseo: aprender a mirar el placer como energía creativa, a canalizarlo con respeto y consciencia, cultivando intimidad que nutra y no solo consuma.

Amar a la sombra:

Lilith no es enemiga: es la guardiana de tu fuerza vital. Amar esta sombra significa reconocer que el deseo es un puente hacia la unión, no una condena. Al abrazarla con ternura, Lilith baja la intensidad de su fuego y se convierte en musa: inspiradora de pasión, arte y conexión verdadera.

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